Aprovechamiento de los Residuos de la  Cocina para Hacer Jabones.

En las casas particulares, y sobre todo en los hoteles y restaurantes, se pierden diariamente cantidades no despreciables de grasa, que recuperadas de una manera racional, es posible aprovechar para preparar jabón    para la venta.

Una vez obtenida la grasa, normalmente esta esta contaminada con residuos de comida carbonizados, y con algunos productos secundarios del proceso de oxidación, lo que genera olores varios. Por esta razón, es conveniente hacer un paso previo de purificación. El más práctico es lavar el aceite con un oxidante fuerte, hipoclorito de sodio o peróxido de hidrógeno. Para lo cual añadiremos 1 onza de cloro liquido comercial (disuelto en 1 galón de agua) por cada 5 galones de aceite,  y procederemos a agitar vigorosamente de tal manera que las dos sustancias insolubles entre si entren en intimo contacto. Seguidamente deje reposar por unas 3-5 horas y separe por el proceso de decantación.

Cuando tengamos el aceite purificado, podemos proceder con el paso siguiente de preparación del jabón.

En un recipiente de barro o hierro se vierten 4 litros de agua y 1 Kg de soda cáustica. Se agita hasta obtener la disolución. Se añaden, seguidamente 7.5 Kg de aceite y se procede a calentar a fuego lento, hasta obtener una pasta viscosa de color blanco. Se apaga el fuego y se deja enfriar hasta 50 grados Centígrados. Aquí, se añade un colorante o se puede añadir algo de blanqueador óptico (1-2 gramos) y el perfume (especialmente floral) si el producto es para lavar ropa o cítrico para lavar vajilla.

Como paso a seguir, aun suficientemente caliente para que fluya,  se vacía en moldes cuadrados con  paredes desmontables previamente humedecidos, se tapa con manta y se deja enfriar. Finalmente se corta en cuadros, se empaca en bolsas plásticas, se etiqueta y se vende.

Para obtener jabones líquidos, se usa potasa cáustica en lugar de soda cáustica.

Para convertir estos jabones en jabones de baño, se le pueden adicionar sustancias emolientes como almidón de papa, harina de avena y un 5% de glicerina. Para obtener jabones exfoliantes se puede añadir arcilla purificada, cascaras molidas de coco, almendras o inclusive conchas molidas.